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JULIO 2020 · ESP

Santiago Cirugeda es fundador de Recetas Urbanas, un estudio que desde el año 2003 se dedica a subvertir el rol de la arquitectura. Los proyectos que desarrollan se encuentran entre la legalidad y la alegalidad. Si bien, la mayoría de ellos tienen en común el facilitar que la arquitectura esté disponible para el mayor número de personas.

En su intervención para Ciudades Pospandemia, Cirugeda reflexiona sobre la posibilidad de nuevos espacios para la educación como las aulas abiertas, y extrapola la idea a los espacios comunitarios, así como la transformación de las salas expositivas de un museo para responder a las necesidades actuales provocadas por la crisis sanitaria.

Ciudades pospandemia #2

Audio: Santiago Cirugeda 
Realización sonora: Genzo P.
Edición y dirección: Kristine Guzmán y Eneas Bernal
Imagen: Recetas Urbanas. Montaña verde, Amberes. 2018

Conecta con el trabajo de Recetas Urbanas a través de www.recetasurbanas.net e Instagram.

En la Colección Arte y Arquitectura AA MUSAC se encuentra su libro Usted está aquí. 20 años de Recetas Urbanas.

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Transcripción del audio

Hola, aquí nos toca a nosotros. Somos Recetas Urbanas, soy Santi Cirugeda y en frente mía está Alice Attout trabajando, corriendo en este momento en que vamos a hablar por invitación del MUSAC, de Kristine Guzmán, con todo esto del Coronavirus que nos va a acompañar más tiempo…

Bueno, pues somos un estudio de arquitectura aunque por supuesto estamos involucrados también en el mundo del arte, la cultura, la educación y otros temas variados. Pero por lo que nos compete ahora mismo, no queremos hablar retóricamente de la situación que hay porque ya se habla mucho, pero sí de nuestras herramientas tanto como equipo técnico, como ciudadanía y como grupo familiar, que también hemos padecido todos el confinamiento.

Es curioso como Recetas Urbanas llevamos trabajando 20 años, y algunas soluciones que hemos planteado años atrás son perfectamente compatibles con el momento actual. De hecho, una de las grandes luchas de la que queremos hablar, que es la educación y la incertidumbre como padres y madres—estamos sin saber si van a abrir las escuelas, o cómo van a abrir—tantas familias tienen que sentir este incertidumbre, pero bueno, sí, hemos planteado curiosamente otro modelo educativo más libre, más abierto, que todavía la ley española no contempla. Es curioso que hay una lucha desde hace muchos años en España por tener un modelo mucho más cercano a la naturaleza, mucho más abierto, mucho más móvil, y que ahora se demanda tanto en lo público, en las escuelas públicas, como en las privadas que es una minoría pero que han dado claves. Estamos planteando desde hace tiempo una Foreign School en Londres, donde sí es legalizada, donde todos los niños y niñas están más en el campo vinculada, pero es una alternativa que hasta que no se cambiase el reglamento y la ley en España, permitiese una escuela mucho más abierta.

Aquí lo que está pasando es que nos han llamado una serie de escuelas, de AMPAS y de direcciones, preocupados porque necesitan más espacio y que acudirán a los patios, a los espacios cubiertos, a soluciones que tampoco son tan novedosas porque siempre hemos demandado que existan. Porque hay lugares en los patios escolares que han necesitado de lugares para reunirse, para estar al cubierto, protegerse del sol como aquí en Andalucía, o de la lluvia. Son lugares donde ahora serían muy pertinentes para poder dar clases, para rebajar un poco la ratio de alumnado, y estamos corriendo Alice y yo, dibujando, para legalizar una escuela que se puede abrir en septiembre pero claro, son cosas que no se van a poder saber ahora mismo pero habrá que plantear en futuros confinamientos: los futuros problemas que las escuelas necesitan más espacio.

Es curioso que hay espacios ya construidos, que es lo más interesante, y una de las cosas que estamos discutiendo estos días también con una exposición que tenemos en Baltic, Newcastle y otra que tenemos actualmente en Londres, y es verdad que los espacios culturales, artísticos, centros de arte, pueden tener una responsabilidad si lo asumen. Los cientos de miles de metros cuadrados que hay construidos en España de centros culturales que se cerraron en el confinamiento, bien pensados, bien organizados, se podrían plantear como un apoyo en los metros cuadrados equipados para el tema de la educación. Incluso en temas sociales de acogida, de ciertos grupos de población.

Es curioso que también centros sociales más dirigidos al cuidado y atención de grupos de personas que viven en la calle, con problemas de drogas, ansiedad, soledad, etc., también han cerrado, porque no estamos preparados para algo tan anormal. Pero quizás ahora mismo hay que plantear y es una pregunta que se hace también al MUSAC. Conozco el Matadero, La Laboral, el MUSAC y son centros de arte muy grandes que espacialmente podrían acoger si una escuela no puede abrir o le faltan dos aulas, ¿por qué no puede hacerse en hall del MUSAC, por ejemplo? ¿O por qué no puede hacerse en el exterior? Tiene cuarto de baño y vigilancia, etc. etc. Creo que es un debate que está runruneando por ahí y es ¿qué papel pueden tener las instituciones culturales dentro de estos posibles confinamientos o nuevas dimensiones que necesitan estos espacios? No abrirán mucho porque no tengan esos espacios extra y qué mejor sitio que un centro cultural para poder tener esos lugares de educación, y hablo sólo de las escuelas y universidades.

El tema de la vivienda también nos inquieta mucho. Alice y yo tenemos la suerte de tener una casa, no en propiedad, pero una casa con terraza y hemos podido disfrutar un poco de ese aire. Pero sobre todo las viviendas sociales que en los últimos años han perdido metros, han perdido balcones, y no quiero ni pensar como han podido convivir muchas familias hacinadas, confinadas, sin tener un lugar de relax, de respirar aire puro, de escaparse, de salir un poco. Medidas ante eso, realmente me hace gracia porque me mandaron por Twitter… alguien comentaba de unos dibujos de un inglés del siglo pasado que hablaba de Robinson que hacía prótesis en fachadas. Eran unos dibujos a mano muy bonitos, muy ilusorios con piscinas colgadas en las fachadas, con canchas de tenis, como lugares para el ocio exterior y decía “qué bueno hubiera sido los proyectos de vivienda si tuviesen estos”. Esto es imposible, incluso alguien comentaba, “supongo que Santiago Cirugeda está dando una solución” pero lo más que llegamos aquí fue hacer un columpio para nuestra hija y un castillito porque tenemos un salón posible de tunear.

Pero claro, pensando en ese posible nuevo confinamiento en viviendas que tienen pocos espacios, la gente ya se ha auto organizado. Hemos visto en azoteas la gente acumularse, hacer fiestas, hacer relajos. Pero es verdad que también hemos visto la policía sancionando por ello. Quizás es porque no hay un reglamento, no hay una preparación previa. Pero quizás va a haber que tener un plan igual que hay un plan de evacuación en todos los edificios, en las escuelas o las viviendas contra-incendios; pues habrá que tener un nuevo plan para hacer uso de esas azoteas, pues se ha hecho. Realmente la ciudadanía busca soluciones pero como han sido improvisadas y no avaladas por lo público, han sido sancionadas.

Incluso los cuidados de niños y niñas para la conciliación familiar han sido muy, muy complicada y seguirá siendo complicada [pero igual…]. Discutimos ayer, y si la parte exterior de los portales de esas viviendas sociales se puede acotar y por familia un cuadrante se organizan para salir al exterior. Igual que se ha permitido en alguna fase del confinamiento hacer más terraza a los bares para que sean más rentables y no cierren, ¿por qué no en otro planteamiento? Se puede decir, este edificio, ¿qué capacidades tiene? Las azoteas, bien organizadas, podrían ser un lugar donde esas viviendas sociales que están muy desarrolladas en muchos casos, podrían ser más afines a un confinamiento posible. Lo veo claramente. El portal abre y hay una pequeña valla donde no pasa nadie de la calle, sino solo los de la comunidad que viven allí y organizadamente sacan sus sillas al fresquito, pueden tomar un bocadillo, tomar unas cervezas, reunirse la familia… Hay momentos en que sólo son el grupo familiar, hay otros momentos que son diez personas o son veinte, eso va cambiando. Pero creo que hay soluciones que hay que redactar, que hay que plantear el funcionamiento tanto en viviendas como en escuelas. Incluso ya más poéticamente o más resolutivamente. Como técnico podemos plantear cómo se puede montar un balcón en viviendas donde no hay balcones. Nosotros hemos hecho muchas prótesis desde siempre y bueno, sería un esfuerzo económico pero a mí, en este caso me vuelve la energía un poco inquieta y más radical decir, ¿por qué no hacemos otra receta más para hacer más balcones, seguros, estables, económicos para que la gente puede sentarse en una silla mirando al infinito, no?

Claramente, es lo que nos va a ocurrir en este momento. Vamos a tener que ver que el miedo que genera un poco la enfermedad, que es obvio, y el miedo que se ha generado de las redes de comunicación del estado, obviamente limita las libertades. Veremos de qué manera esa libertad puede ser menos limitada. Y como digo, hay que tomar conjuntamente esa ciudadanía que está dando soluciones, como siempre las ha dado, pero en este caso tienen que estar homologadas por el estado porque sino, serán sancionadas. Soluciones hay muchas y creo que hay que darlas ya.

Nosotros estamos trabajando en escuelas, viendo donde caben más aulas, más zonas de… en Málaga, en Gracia igual están buscando lugares para poder seguir dando clases porque ese grupo familiar o esos alumnos no pueden realmente quedarse confinados porque no, por educación, por relación social… aunque sea encima del comedor se han planteado, en el patio escolar, en el campo de futbol… vamos a tener que buscar lugares intermedios. Pero como digo, ante esa emergencia, creo que una base fundamental es que ya que estamos dentro de un centro cultural como el MUSAC, que se debe replantear cómo usar sus espacios en otros momentos de confinamiento o ahora en la reapertura de los colegios.

En Göteburg hicimos un aula abierta que me parece magnifica, muy inteligente. También con recursos. Un aula donde las escuelas públicas pueden solicitar ir [a esa aula abierta], que tienen dos paredes nada más. Y que está en un puerto pero luego hay otra en un parque. Y son nuevos equipamientos que el Ayuntamiento de Göteburg y otras ciudades planteaban hacía tiempo—no por el coronavirus—para que la gente, los alumnos saliesen de esa clase que son ortogonales, con una ventana, una puerta y poco más, y pueden tener una experiencia racional en el camino, en el paseo y luego de lugares que normalmente no están dentro de tu escuela. Pues estas aulas abiertas en muchos casos pueden ser los propios centros culturales, que suelen ser muy bonitos, muy caros de construcción, muy bien equipados, con cuartos de baño, vigilancia… y es una pregunta que lanzo.

Nosotros de hecho vamos a estudiar un par de casos de centros culturales donde la vocación de la dirección de esos centros culturales es “vamos a dar un apoyo”. Es que realmente son cientos de miles de metros cuadrados que están cerrados, han estado cerrados o que están abiertos parcialmente. Todo conlleva ver en qué momento, que reglamentos hay en ese momento, que normas de conductas o de actuación sanitaria… obviamente son cuestiones técnicas que se pueden aplicar y que deberían aplicarse.

Y también por último y hablando de nuestra formación como técnico (seguro que se me olvida algo porque Alice me está mirando con una cara un poco extraña, pero no, me dice que no, me sonríe). Bueno, es una conciliación también y nos ha pasado entre el mundo de la arquitectura y el arte  con el tema de los trabajadores sociales y gente que está en el tercer sector. Es curioso que los proyectos que hemos hecho desde la arquitectura o del arte muchas veces están descartados y cuando intentas plantear  algo involucrando a esa gente como pedagogas, psicólogos sociales, lo miran con recelo. Como que los equipos de arquitectura y de arte hemos tocado muy levemente esos temas. Culturalmente mola mucho ser arquitecto social o hacer arte participativo o arte social y crítico y ha ocurrido desde hace muchos años pero está en boga crítica y cada vez más.

Pues ahora, es decir, ya que estos son los lenguajes que manejamos, ¿cómo involucramos a estos profesionales? Realmente los pliegos técnicos que hemos intentado hacer últimamente, que vamos a seguir proponiendo, no sólo  la figura del arquitecto, del aparejador, del diseñador-diseñadora, sino realmente decir que hace falta para trabajar con ciertas comunidades, profesionales sociales que tengan las herramientas para hacerlo. Siempre lo han dicho que los arquitectos somos capaces de hacer muchas. Eso es una soberbia, una estupidez enorme. Entonces ayer hablando con alguien que es doble también, es arquitecta pero trabaja entre amigos en comunidades de alto riesgo de exclusión, hay esa desconfianza. Creo que debemos otra vez plantear—cuando miremos el diseño de la arquitectura, el diseño de los espacios educativos, de los espacios culturales—, trabajar con profesionales que realmente sepan cuales son las necesidades de esas comunidades. No quiero contar porque no quiero recordar las desgracias pero como se han confinado ciertos grupos de población marginal, con unas condiciones terroríficas… gente que vive en la calle, con problemas de drogodependencia, de alcoholismo y claro, los reglamentos no les valen igual […] hay que preguntar a toda esa gente: ¿cuáles han sido vuestros problemas en este confinamiento?, a estos grupos de personas que han trabajado con la población más vulnerable. Y a partir de estos datos, de entrevistas que también estamos haciendo, sacar claves para poder intervenir.

Como digo, los primeros que nos han llamado corriendo han sido las escuelas, directores de escuelas, madres, padres inquietos (por saber) cómo va a evolucionar la adecuación desde infantil hasta secundaria incluso la universidad. Por eso digo que es el momento de trabajar conjuntamente rápido, eso sí, urgente, pero muchas entidades. Y que el estado aparte de lo que le ha tocado de limitar la libertad de movimiento con el confinamiento en pos de una mejora sanitaria o un control sanitario, es ahora cuando se tiene que replantear el escuchar las experiencias de todo el mundo y por eso mejorar.

Y va a ocurrir lo de siempre: hay veces que escucharán, otras veces que no escucharán. Si se escucha y hay recursos y se llega a unos pactos, acuerdos,  reglamentos en vivienda, reglamentos en escuela, en centros culturales, será todo precioso. Como no me lo termino de creer, ocurrirá lo que nos ha ocurrido siempre en Recetas Urbanas. Que hemos hecho proyectos acompañados de la administración pública y hemos hecho algunos en contra, invisibles o ilegales. Y esto va a ocurrir de nuevo. Habrá situaciones de legalidad que intentarán ser respetuosos con la salud, pero como no hay reglamento, vamos a tener un problema.

Pero como digo, esto será un mensaje de alegría y de optimismo pero nos queda un montón que trabajar pero bueno, vamos a cortar, vamos a seguir trabajando y ya toca la hora de la cerveza, ¿no? Así que gracias, estamos aquí Recetas Urbanas, para cualquier consulta nuestra página web, nuestro mail de siempre e intentaremos colaborar en lo que se pueda.

Gracias y un beso.


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